Parece que hay un empuje a hablar de lo “serio” e “importante” de acuerdo con el análisis del contenido, cuando Lacan sostiene que, en realidad, en el psicoanálisis se trata de una práctica de la bavardage, es decir, de la palabrería, de la bêtise, de la tontería. Ahí está justamente el desafío de Freud, lo notable del campo operacional por él fundado. Ni más ni menos que decir: “Venga, charle y hable tonterías, que así llegaremos al núcleo de su ser”. Allí se capta cómo no es cuestión de ponernos en metafísicos, hablar de honduras y de cosas muy serias, para llegar a descubrir, efectivamente, qué ocurre en la singularidad de una existencia.
Harari, R. (1987) Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, de Lacan: una introducción (p. 35). Buenos Aires: Nueva Visión