Nacionalizar la banca. Reino Unido ya lo ha hecho. Estados Unidos va en camino. Lo pedían los comunistas, pero también la Falange, los joseantonianos. Hoy apenas queda quien celebre la noticia, que no es una victoria sino la triste realidad de un capitalismo que nos ha derrotado a todos, no sólo a los que confiaron en él. Después de un siglo, la ortodoxia convenció a la izquierda y a los ismos de que la más mínima desviación del modelo perfecto de platino iridiado era una utopía. Ahora resulta que la utopía era otra, que lo verdaderamente ingenuo y soñador era pensar que el mercado era capaz de autorregularse él solito. Ya pasó una vez, en 1929, y ahora ha vuelto a pasar.