Tras el desbande de Smashing Pumpkins en diciembre del 2000, Billy Corgan vuelve al ataque, esta vez acompañado de su compañero Jimmy Chamberlain (también baterista de SP), Matt Sweeney y David Pajo en las guitarras y Paz Lechantin (ex A Perfect Circle) en el bajo. El resultado… guau! La verdad, es que ni siquiera me podía imaginar en qué podría seguir Corgan, pero se nota que tras la oscuridad dominante en los últimos discos de Smashing Pumpkins, ha “vuelto a la luz”, por lo menos en lo musical. Un disco brillante, vivo, lleno de colores, sentido… feliz por la felicidad de hacer música.
Cuando me preguntan qué tal el disco de Zwan, mi comentario siempre ha sido el mismo: “como los Smashing, pero feliz”. Poco o nada queda de la melancolía de “Mellon Collie…”, de la oscuridad de “Adore” o la densidad de “Machina”. Jimmy Chamberlain está inmejorable en la batería, en realidad calza perfectamente con sus rápidos y precisos redobles, Sweeney y Pajo hacen lo suyo con las guitarras junto a Corgan (en realidad, no tengo idea quién toca cada solo, pero están buenísimos) y Lechantin aporta un “toque femenino” muy bello en lo musical, sobre todo cuando canta junto a Billy; es en realidad muy necesaria para definir la estética, el sonido del grupo. Es curioso que el que se supone debería ser “el proyecto de Billy Corgan” funciona en tal aparente armonía, que funcione realmente como grupo.
En cuanto al disco… bueno, no hay mucho más que decir tras lo ya dicho. “Lyric”, el segundo single, quizás representa más al disco que el primer single “Honestly”. Aparte de ellas, prácticamente todas las canciones del disco son “material de single”, ya que son en verdad excelentes; es raro encontrar en un disco una colección de canciones en que todas ellas sean buenas, “Mary Star Of The Sea” definitivamente lo es.