Stone Temple Pilots es una banda que me parece estar en una situación bastante peculiar: a pesar de nunca haber creado escuela ni influir de forma clara en el sonido de otros grupos, sus canciones forman parte fundamental de la banda sonora de los noventa… su único mérito son sus canciones.
Normalmente estaría de acuerdo en meter a STP en el saco del grunge, y quizás muchos también lo harían. Probablemente estemos todos equivocados, ya que más allá de la coincidencia de haber estado haciendo rock en EE.UU. durante los noventa, las razones para llamar a Stone Temple Pilots una banda de grunge no son muchas (aunque, claro, habría que ver si el grunge efectivamente llegó a constituir un estilo) y Thank You, este disco recopilatorio de despedida, podría constituir un buen argumento para hacer lo contrario.
Este desordenado recorrido a través de 15 canciones logra representar un buen panorama de la banda — aunque claro, jamás completo (ningún recopilatorio podría pretender semejante cosa) — en el que la amplitud del sonido de la banda queda patente. Ya en su primer disco presentan canciones tan disímiles como Creep, Plush y Sex Type Thing, mientras que en Purple presentaban Vasoline, Big Empty y ese clásico automático llamado Interstate Love Song todo en un mismo disco. Tiny Music… Songs from the Vatican Gift Shop constituye, a mi gusto, su punto más alto, donde no solamente saben crear excelentes canciones de rock, sino también sumar nuevas influencias para dejar un gusto setentero que alcanza su máxima expresión en Big Bang Baby.
Los hermanos DeLeo supieron forjar un estilo propio, pero nadie podría dudar de que Scott Weiland es parte fundamental e imprescindible en STP; es, básicamente, algo así como el Mick Jagger de los noventa: basta ver algún video de sus conciertos para darse cuenta de su calidad de showman.