Hace tiempo que no leÃa una buena novela, ya que últimamente he estado concentrado principalmente en textos académicos. Por ello, para el reciente fin de semana largo (del 7 al 10 de octubre), aproveché para revisar algunos libros en la biblioteca de la Universidad: pensé en retomar “Un mundo feliz” (de Aldous Huxley), que hace mucho tiempo dejé hasta la mitad, o buscar algo totalmente nuevo para mÃ. Al final, me decidà por El Túnel, la primera gran novela del argentino Ernesto Sabato, una de esas lecturas cuasi-obligatorias para cualquier adolescente —como no lo leà en ese entonces, ¿por qué no ahora?
La historia es simple, pero potente: Juan Pablo Castels es un pintor bonaerense que asesina a MarÃa Iribarne, y es quien relata los sucesos que lo llevaron a cometer este acto, en un tono que oscila entre la reflexividad y la rumiación de sus pensamientos. El estilo de Sabato en El Túnel es directo, sencillo, sin un lenguaje rebuscado ni una gran complejidad en el hilo argumental; su principal arma son los detalles de la relación de sus personajes.
En lo personal, me pareció un buen libro, aunque con muchas similitudes con “Sobre héroes y tumbas” (una novela posterior del mismo autor) en cuanto a la personalidad tormentosa y melancólica de Castels.