El laboratorio político y social chileno vive estos días un interesante debate sobre cómo pagar la reconstrucción. Se barajan una emisión internacional de deuda, utilización del fondo de reserva y, anatema para los neo Chicago boys en el poder, una subida de impuestos a las empresas. Piñera mostrará que no es rehén de la patronal. Pero al mismo tiempo, en un birlibirloque: lo que te retiro por un lado te lo devuelvo por otro, el Gobierno ultima una ley para compensar fiscalmente las donaciones empresariales dedicadas a la reconstrucción. La preeminencia de lo privado, la importancia de la cuenta corriente, del clasismo, es ley en el Chile de hoy. El país vive una exaltación de la iniciativa individual. Piñera cobija los rescoldos del pinochetismo.