Pocas veces es posible encontrar un disco relajante, con buena música, que no suene a new age y no produzca demasiado sueño antes de la tercera canción, pero Angel Milk es uno de ellos. No es un disco para quedarse dormido (aunque puedes usarlo para eso), y sin embargo es tan suave como un tazón de leche tibia.
Básicamente, es un disco de música electrónica que no suena como a música electrónica; quizás principalmente debido a que las canciones están llenas de hermosas melodías vocales que producen una verdadera sensación de llenar el espacio sonoro de una habitación cualquiera. Beats y loops ocupan un lugar secundario en un disco en el que la música orquestal se acompaña maravillosamente con las voces.
Desde la primera canción, Don’t Look Back, podemos hacernos una idea bastante acertada de lo que es este álbum en su totalidad, sin embargo, hay algunas sorpresas, como Love’s Almigthy, una canción que parece haber salido de algún bar en una historieta de Dick Tracy; las texturas algo místicas y definitivamente más oscuras de Last Train to Wherever y Hollywood On My Toothpaste; las instrumentales Swamp (que parece haber sido creada especialmente como para una banda sonora) y Ambushed (semi-instrumental, ésta); el estilo de música de barbería de Tuesday y la simplemente bellísima Close.
Un disco muy bueno, de principio a fin.