Todo esto no es una vana articulación retórica, sino que responde de una forma distinta que eludiéndolas a objeciones hechas por gente sin duda no muy sutil — por ejemplo el Sr. Charles Blondel en el último número de los Études philosophiques, consagrado al centenario de Freud — a algunas observaciones psicoanalíticas, por ejemplo, a propósito de la erotización del pecho. Dicho autor planteaba en uno de sus artículos, como la señora Favez-Boutonnier nos recuerda — Me gustaría entenderlo, pero ¿qué ocurre si el niño no mama del pecho de la su madre, sino que es alimentado por biberón? Precisamente a esta objeción responde lo que acabo de estructurarles. En cuanto entra en la dialéctica de la frustración, el objeto real no es en sí mismo indiferente, pero no tiene ninguna necesidad de ser específico. Aunque no sea el pecho de la madre, no por ello perderá nada del lugar que le corresponde en la dialéctica sexual, cuyo resultado es la erotización de la zona oral. Lo que desempeña aquí el papel esencial no es el objeto, sino el hecho de que la actividad ha adquirido una función erotizada en el plano del deso, el cual se ordena en el plano simbólico.
Jacques Lacan, Seminario 4: La relación de objeto, p. 186