En cambio, nuestro sujeto tiene, en relación al funcionamiento de la cadena significante, un lugar totalmente sólido y casi localizable en la historia. Apartamos una fórmula totalmente nueva y susceptible de una delimitación objetiva de la función del sujeto en su aparición, del sujeto original, del sujeto detectable en la cadena de los fenómenos. Originalmente un sujeto sólo representa lo siguiente: él puede olvidar. Supriman ese él, el sujeto es en su origen y como tal, la elisión de un significante, el significante que saltó de la cadena.
Tal es el lugar, la primera persona. Aquí se manifiesta como tal la aparición del sujeto, que hace palpar por qué y en qué la noción del inconsciente es central en nuestra experiencia.
Jacques Lacan, Seminario 7: La ética del psicoanálisis, p. 270