Si Freud escribió Tótem y tabú, si para él supuso una necesidad y una satisfacción esenciales articularlo — remítanse al texto de Jones para comprobar la importancia que este texto tenía para él —, no fue simplemente en calidad de psicoanálisis aplicado. Su satisfacción no consistía en ver crecer hasta una escala celeste al pequeño animal humano con el que tenía que enfrentarse en su despacho. No se trataba del perro celeste con respecto al perro terrestre, como en Spinoza. Para él es un mito absolutamente esencial, tan esencial, que para él no es un mito. ¿Qué quiere decir, Tótem y tabú?
Quiere decir que, si queremos comprender algo de lo que es la interrogación particular de Freud sobre la experiencia del Edipo en sus enfermos, vamos a parar necesariamente al tema del asesinato del padre.
Jacques Lacan, Seminario 5: Las formaciones del inconsciente, p. 317