Así, abandonamos el proyecto de arribar a una esencia del sujeto: estamos condenados a no aprehenderlo más que a través de su posición para otro y frente a otro, sin por eso olvidar que el otro no es aquí anónimo o intercambiable, sino ese otro de doble rostro paterno y materno, que me falta y a quien yo falto, en la triangulación edípica, donde los intercambios están regulados por la referencia al falo
André Green, El psicoanálisis ante la oposición de la historia y la estructura, en Estructuralismo y psicoanálisis (p. 23)