Desde hace años el tema de la píldora del día después (también conocida como anticonceptivo de emergencia) ha sido cuestión de debate en Chile… por decir lo menos.
Cuando se planteó su distribución a través del sistema público de salud, y como era lógico de esperar en un país donde la iglesia católica aun mantiene una fuerte influencia sobre políticas públicas y conciencias políticas, hubo sectores que se opusieron a ella apropiándose y enarbolando el slogan “pro-Vida” —una operación discursiva a todas luces maquiavélica: ¿es que acaso los defensores de la píldora deberían ser llamados “pro-muerte”? Nadie debería ser tan pelotudo como para darse cuenta que acá la cuestión no se trata de defender la vida o la muerte, especialmente cuando el debate se ve limitado por la irracionalidad de la fe; este no es una discusión espiritual sino de políticas públicas: la pastilla del día después está disponible “libremente” en las farmacias (incluso a pesar del boicot que sus dueños, autoimpuestos guardianes de la moral, quieran llevar a cabo) para quienes tengan el poder/adquisitivo de adquirirla, ¿por qué no habría de estarlo también para quienes recurran a un consultorio?
Pero hoy ha trascendido una noticia que era un rumor desde hace varias semanas y al parecer el Tribunal Constitucional Chileno ha decidido que la píldora del día después y el dispositivo intra uterino (DIU/T de cobre) son contrarios a nuestro ordenamiento constitucional al atentar contra el derecho a la vida. Eso significa que vender píldora del día después y dispositivos de control de la natalidad como el DIU serían equivalentes a vender ántrax o traficar fetos. Más grave que vender marihuana o cocaína.
Claudio Ruiz — Talibanes prohiben la anticoncepción en Chile
Finalmente, los “pro-Vida” han ganado: transformaron una discusión política en una cuestión religiosa, han logrado transformar un debate sobre la distribución de un fármaco en una lección de catequesis y ahora todo un país estará regido moralmente por la decisión de un grupo de fósiles trascendentalmente escrupulosos.